¿Oscuro?

Me convertí en la sirvienta del príncipe olvidado – Capitulo 41

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—Por dios, es hermosa, ¿Quién es esta señorita su excelencia? —Pregunto la condesa con una mirada entusiasta.

—Esta señorita es mi amante, así que le agradecería a la condesa que no la tocara descuidadamente. —Contesto Noah molesto al ver como la condesa sujetaba firmemente las manos de Helena y la observaba con tanto entusiasmo.

La condesa ignoró completamente al príncipe y se dirigió al duque.

— ¿Esta es la señorita de la que me hablaste? ¿Helena te llamas verdad?… Vamos ven aquí. —Dijo la condesa mientras caminaba hacia uno de los asientos del estudio y le acercaba la silla a Helena.

Noah, molesto, dio un paso adelante para protestar ante las acciones de la condesa, pero el duque lo detuvo sujetando fuertemente su brazo.

—Detente, no hagas nada inapropiado. —Susurro el duque mientras caminaba hacia la condesa.

—Si ella es la señorita Helena, de quien te hable he estado hablando anteriormente, ha estado estudiando lo necesario en el castillo, y creo que está preparada para ser presentada en sociedad, así que solo queda tu opinión al respecto, Condesa Verónica. — Hablo el duque mientras caminaba hacia las mujeres.

—Bueno, sí, si recuerdo todo lo que hablamos y no tengo ninguna objeción, llamaré a mi secretario para que traiga los papeles para la adopción ahora mismo… Por la diosa, jamás pensé que tendría una hija tan hermosa como la señorita de esta mansión, eres hermosa jovencita. —Concluyo la condesa mientras acariciaba la mejilla de Helena y se volteaba para sentarse en su escritorio y mandar a llamar a su secretario.

Apenas unos minutos después llego el secretario de la condesa, quien llegaba cargado de papeles en sus manos, con todo lo necesario para así poder proceder con la adopción de Helena. La condesa llamó con una voz fuerte al mayordomo exigiéndole que le preparara la habitación de invitados, el príncipe y al duque, mientras que enviaba también a ordenar una de las mejores habitaciones de toda la mansión para Helena, quien ahora se convertiría en su hija, y la futura heredera del condado. Helena fue llevada al tercer piso de la mansión donde pudo ver al príncipe al otro lado del pasillo, este le sonrió queriendo acercarse a ella sin esperar ver a la condesa llamar a Helena antes de que él pudiera decir nada.

—Helena, hija, ven aquí, te mostraré tu habitación. —La condesa parecía realmente feliz al adoptar a Helena, tanto que parecía apreciarla y quererla como si hubiera sido su hija toda la vida.

Helena, se sentía extraña, era primera vez en su vida que sentía ese tipo de cariño venir de una persona a la cual acababa de conocer “La condesa es… Extraña, ¿Por qué me trata así si apenas nos conocemos? Se supone que ella me adoptaría, pero pensé que todo sería un acto para poder entrar en sociedad, jamás imagine que ella me trataría con tanto cariño” se decía a sí misma Helena mientras recordaba como la habían tratado en su vida anterior sus padres biológicos.

—Mira, he preparado desde hace algunos días tu habitación, pero como el duque adelanto su llegada, aún no hemos podido traer tu ropa, mandaré a llamar al diseñador mañana mismo para que prepare algunos vestidos para ti, sobre los accesorios, puedes verlos aquí, he traído algunos que compre anteriormente, pero no he usado jamás, también enviaré a traer más joyas y accesorios para ti mañana, así que no te preocupes, tendrás todo preparado pronto para vivir tranquila y cómodamente aquí, en tu nuevo hogar. —Dijo la Condesa con una sonrisa mientras abrazaba a Helena.

—He… Condesa, de verdad estoy muy agradecida, pero, no era necesario que se esforzara tanto por mi culpa, yo estoy bien así, es lo suficientemente cómodo de esta manera, y el duque ha preparado algunos vestidos con anterioridad para usar aquí en la capital. —Contesto Helena mientras se alejaba de los brazos de la condesa.

La condesa observó a Helena durante unos segundos, dándose cuenta de la manera en que estaba actuando “Talvez la estoy incomodando con mi entusiasmo” se dio cuenta la condesa, intentando ser más sutil en su actitud con Helena. Al siguiente día, durante la mañana, Helena fue despertada por el mayordomo, quien le había avisado que el príncipe y el duque se encontraban en el comedor reunido con la condesa.

— ¡No me digas lo que debo hacer, duque! Yo he aceptado darle mi apoyo, pero jamás dije que esto sería incondicional, el príncipe no me ha demostrado ningún cambio a mí para entregarle mis recursos y el nombre de mi casa como apoyo. —Dijo la condesa mientras que Helena entraba en el comedor viendo la discusión que se encontraba allí.

—Condesa, nosotros hicimos un trato, dijiste que me apoyarías en esto… —Cuestiono el duque molesto.

—Te dije que podrías contar conmigo en su estancia aquí, y que yo te brindaría los recursos que necesitaras durante tu tiempo en la capital con el príncipe, también te dije que aceptaba adoptar a la jovencita de la que me hablaste y estoy extremadamente satisfecha con eso, pero jamás te prometí darle mi apoyo incondicional al príncipe Noah, él jamás ha mostrado su interés por el trono, es más ¿Siquiera el mismo se considera un príncipe al verse al espejo?, alguien que no se valora a sí mismo, no tiene derecho a declararle a otros que le den su lealtad cuando el mismo no sabe su propio valor. —Reclamo la condesa mientras tranquilamente se llevaba una taza de té a los labios.

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