Prólogo.
Era una noche sombría con las ventanas de la histórica mansión de Winchester crujiendo con el viento, y era hora de la cena familiar.
La vela del candelero dorado en el centro de la mesa larga parpadeaba.
En la parte superior del centro estaba mi padre, el duque Ricardo Winchester, a quien llamaban el rey oscuro, y a la izquierda estaban los infames villanos Jin y el hermano Othello, sentados uno al lado del otro.
Y, como siempre, estaba en el asiento derecho de mi padre.
—Padre, eso… el significado de tus palabras…
Con una expresión rígida en mi rostro, verifiqué si había oído bien, pero no obtuve respuesta.
Solo las frías miradas de Jin y Othello confirmaron el hecho de que no estaba equivocada.
Sí. El villano más fuerte del Imperio, mi padre, Ricardo Winchester, tomó una clara decisión en la cena de hoy.
Después de estar perdido por un tiempo en mis pensamientos, recupere la razón tarde, me levanté y abrí la boca:
—No… ¡Por favor, retira esa orden!
Miré a Othello sentado frente a mí, sorprendida por el sonido del cuchillo siendo bajado.
—¿Cuánto le cuesta su tratamiento cada vez, no debería tener que pagar tanto?
Otello, de pelo rosa, frunció el ceño y me instó.
—Ha… pero… eso es lo que la familia ya está pagando…
—No seas tímida.
Moví mis manos hacia sus ojos feroces.
Pero, de nuevo, no podía aceptarlo tal como era, así que respiré hondo y comencé a protestar de nuevo.
—Padre y hermanos. No quiero nada más ahora. ¡Por mucho que lo piense…!
—Sasha.
Jin, que estaba sentado quieto, dijo mi nombre en voz baja.
Me estremecí ante su llamado al ser el sucesor de Winchester.
Jin Winchester, su cabello azul claro se veía particularmente genial hoy.
Suavemente me amenazó con sus fríos ojos.
—Todavía eres débil. Con un cuerpo que parece que se derrumbará en cualquier momento… —era una voz de compulsión —¿No será un problema si rechazas arbitrariamente las órdenes de padre?
Los ojos oscuros me dominaban. Lo terminé aceptando amablemente.
Desde antes, Ricardo Winchester no levanta bandera blanca.
Un silencio sofocante y pesado cayó sobre la mesa.
A regañadientes, abrí la boca y respondí en un tono de voz bajo:
—… Bueno.
― A partir de mañana, la propiedad de la mina Wilnus será transferida a Sasha Winchester.
Me sentí mareada cuando recordé las palabras de mi padre de que me entregaría los derechos de la mina Wilnus, que se llama almacén de todo tipo de gemas preciosas, para subsidiar futuros gastos médicos.
La mina Wilnus es una mina que tiene un valor económico muy alto entre las minas propiedad de la familia, y es un punto al que todo el mundo le está prestando atención.
De los raros minerales y gemas extraídos en la mina Wilnus, una sola pepita de oro del tamaño de un pulgar es más que suficiente para los gastos médicos.
¡¿Pero qué hay de tomar toda la mina?!
Además, ¡solo tengo diez años!
Sí, desde el principio mis gastos medicos no me importó.
Recogí la vajilla con manos temblorosas y miré el jugoso bistec, y comencé a recordar dónde comenzó esta situación.
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