“¿Te lastimaste en alguna parte?”.
Preguntó Rezef.
“No, estoy bien”.
Rezef le quitó las zapatillas de cuero a Cayena y examinó su pie.
Sería desastroso si hubiera pisado vidrio, especialmente porque pronto tendría que bailar en medio del Gran Salón para la celebración de su mayoría de edad.
“Rezef, estoy bien. Cura tu herida, primero”.
“Estoy bien”.
“Bueno, no estoy bien con eso”.
Dicho esto, Cayena les dijo a los sirvientes que limpiaran rápidamente la habitación.
“Y tráeme algo para el corte que tiene en la mejilla”.
Los sirvientes esperaban temblar de miedo durante al menos los próximos dos días, pero ahora estaban perplejos. En especial, les resultó difícil creer que Cayena fuera quien había suavizado tanto la atmósfera.
“…Prepararemos un ungüento de inmediato, Su Alteza”.
Se fueron rápidamente, temerosos de que el estado de ánimo de Rezef cambiará nuevamente.
“Entonces, me despediré también”.
Dijo Zenon. Miró a Cayena con recelo antes de salir de la habitación.
Cayena había venido a buscar a Rezef a propósito hoy, sabiendo qué noticias recibiría de sus ex-partidarios. Esperó mucho tiempo mientras él descargaba su ira en su entorno antes de decirles a los sirvientes que anunciaran su presencia.
Había sido una sabia decisión, ya que le había dado a Rezef algo de tiempo para recuperar sus sentidos.
“No importa cuán enojado te vuelvas, no actúes tan precipitadamente. Tu cuerpo es precioso; tú eres el que heredará el Imperio algún día”.
Ante sus palabras, Rezef recordó lo que lo había irritado y chasqueó la lengua.
En cuanto a ella, Cayena había escuchado desde afuera qué fue exactamente lo que hizo que Rezef se disparara.
Y, en realidad, era algo que Cayena podía arreglar.
“Con mi ceremonia de mayoría de edad, vendrá mucha más gente a la capital”.
Cayena acarició suavemente la cabeza de Rezef. Un aroma tranquilo y suave tocó la punta de la nariz de Rezef.
Ahora que lo pienso, los perfumes en el palacio de la princesa habían cambiado. ¿Era este olor?
Tal vez fue por el tacto suave, pero Rezef se sintió tranquilo. Era como el amable abrazo de un guardián o protector amoroso.
Curiosamente, su hermana había estado actuando más como un adulto desde hace un tiempo.
Aunque Rezef era capaz, todavía necesitaba la ayuda de un adulto.
Cayena abrió la boca cuando vio que Rezef, hambriento de afecto, se había vuelto dócil.
“Nuestro padre me dio permiso para elegir con quién casarme”.
Dijo.
Sonriendo, continuó.
“La noticia se extenderá pronto entre los nobles. Entonces, ¿no pensarían algo como esto?”.
Cayena revoloteó con coquetería y puso una voz dramática.
“¡Ay! ¡Si pudiera ganarme a la princesa, podría convertirme en el yerno del Emperador!”.
Rezef sonrió, descartando su pensamiento como demasiado optimista.
“Todos pensarán que todavía estás apuntando a Raphael”.
“A menos que Raphael esté comprometido”.
“… ¿Comprometido?”.
¿Por qué de repente estaba hablando de que Raphael se iba a comprometer? ¿Había habido algún rumor como ese?
Entonces, Rezef recordó de repente lo que le dijeron sus subordinados: que Cayena mencionó el tema del matrimonio durante el té y criticó a varias damas como posibles parejas para Raphael. ¿Estaba esto conectado de alguna manera?
“Solo necesitas dar la bienvenida y ser amable con los nobles que vendrán a la capital pronto. Hasta entonces, tu hermana mayor seguirá fingiendo ser frágil”.
Pronto, un sirviente entró con la medicina.
Cayena despidió al sirviente y comenzó a aplicar ella misma el ungüento en la herida de Rezef.
‘Entonces, ¿realmente se dio por vencida con Raphael?’.
“No puedo obligar a Raphael Kendrey a casarse contigo, incluso si me convierto en Emperador”.
Dijo Rezef.
No podía disipar su duda de que Cayena solo estaba tratando de casarse con ese hombre con el respaldo de un emperador.
Cayena sonrió.
“Es cierto que una vez deseé a Lord Kendrey. Pero el hecho de que fuera cierto en el pasado no significa que sea cierto ahora”.
Rezef hizo una mueca como si lo hubieran golpeado.
Nunca podría haber esperado que Cayena hablara de Raphael con tanta frialdad.
“… ¿No lo amas?”.
“¿Quién sabe? Ahora, me pregunto si fue amor para empezar. ¿Cómo pueden los sentimientos permanecer constantes para siempre?”.
Ella dice que podría no haber sido amor.
Cayena observó a Rezef mientras contemplaba esto, su mente cayendo en el caos.
***
Tal como Cayena le dijo a Rezef, ella no abandonó el palacio, alegando que era demasiado débil para hacerlo. Y mientras ella actuaba como un pájaro en una jaula, la sociedad encontró una nueva fuente de entretenimiento.
“Escuché que Lord Kendrey recibió algunos retratos”.
El objetivo de un retrato de boda no era ser sincero, sino halagar y embellecer al sujeto. Como todo el mundo encargaba sus retratos a los pintores más hábiles, un pequeño número de pintores dominaba el mercado. Como tal, los rumores sobre quién se casaba con quién se difundieron rápidamente.
Los rumores sobre Raphael lo eran aún más, ya que era el soltero mejor elegible en la capital.
“¿Su Alteza está dejando que esto suceda?”.
Recientemente, ha habido extraños rumores sobre la familia imperial y la situación actual. Por ejemplo, “¡a la princesa ya no le importa Lord Raphael!”.
Si esto fuera cierto, entonces una de las damas a las que recientemente se habían hecho retratos podría convertirse realmente en la esposa de Rafael.
¿Quién sería la próxima duquesa?
La nobleza centró toda su atención en este nuevo problema en la alta sociedad.
***
“Es difícil encontrar un buen novio. ¿No es así, Señorita Grace?”.
Antes de que comenzara la temporada social completa, las principales familias de la capital solían celebrar reuniones más pequeñas e íntimas.
Olivia nunca antes había estado en una reunión así, pero cuando se corrió la voz de que su retrato había sido enviado a la Duquesa Kendrey, recibió numerosas invitaciones.
Incluso ahora, asistía a una de las reuniones para apaciguar a sus padres.
“Se necesita tiempo para encontrar a la persona adecuada”.
Respondió vagamente Olivia.
Se sentó en el salón literario Margareth en la calle Lawrence, sintiéndose fuera de lugar.
“Me pregunto qué tipo de joya está buscando el príncipe Rezef”.
“Lord Zenon tampoco está casado. La familia Evans también es magnífica”.
Pero ninguno de ellos podía compararse con Raphael.
Las damas en la reunión discutían alegremente los chismes más nuevos de la sociedad.
“Escuché que la Señorita Grace podría estar haciendo una buena pareja pronto. ¿Está bien?”.
Pensaron que Olivia definitivamente estaría feliz con esta oportunidad.
Sí Olivia se casará con Raphael, la princesa ya no podría acosarla. ¿Qué venganza más perfecta podría haber?
Además, la familia de Olivia era pobre. Su familia tenía muchas bocas que alimentar y, como hija mayor, Olivia había sufrido mucho.
Si se casaba bien, sus hermanos menores podrían vivir mejor.
“¿Es eso así?”.
Respondió Olivia, sonriendo.
Luego, las damas dejaron de hablar con Olivia, al ver lo poco entusiasta que estaba.
‘No parece que supieran que me pidieron que entrara al palacio como la dama de honor de la princesa’.
Su familia había estado tratando desesperadamente de mantener la noticia en secreto.
“Simplemente no hay forma de que la princesa me quiera a su lado”.
Olivia sabía mejor que nadie cuánto la odiaba Cayena.
Pensando en ello, el momento era bastante extraño.
No pasó mucho tiempo después de que recibió la solicitud del palacio cuando la Duquesa Kendrey le pidió que enviara un retrato para comenzar las negociaciones matrimoniales.
‘Probablemente no sea una coincidencia’.
Olivia solo podía pensar en Cayena solicitando su presencia porque predijo las conversaciones de matrimonio.
Sin embargo, la familia Grace no pudo cumplir con su pedido debido al Ducado Kendrey.
El Ducado Kendrey se mantuvo neutral en la batalla por el trono; como tal, la familia Grace no podía involucrarse en política. Fueron vistos a medias como otro de los vasallos de Kendrey.
Si Olivia ingresa al palacio de la princesa a pedido de Rezef, la gente puede verlo como un reflejo de la voluntad de Kendrey. Parecería como si estuvieran mostrando su mano en secreto a través de su familia.
Si bien Olivia se vería obligada a ir si el Príncipe Rezef lo ordenara, en este momento, solo era una solicitud.
‘¿Por qué preguntarían por mí?’.
La princesa Cayena odiaba ver la cara de Olivia.
“No hay forma de que ella me ayude a ganar estatus social poniéndome como una de sus damas de honor”.
Las damas que atendían a Cayena eran las de mayor rango entre las damas de la corte.
Incluso si Cayena solo hubiera querido monitorearla, el puesto al que fue invitada era de muy alto rango.
Después de que terminó la reunión, Olivia esperó a que el carruaje la llevara de regreso a casa.
“¿Es usted la Señorita Olivia Grace?”.
Mientras su doncella pedía un carruaje, una dama desconocida vino a buscar a Olivia.
Traducción: Dashy
Corrección: Misu
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