—Señorita, ¿Qué hace usted aquí? —Pregunto Camila.
—Camila, que bueno verte después de tanto tiempo, siento mucho lo que ha pasado, sé que lo que hice debe de haber complicado mucho las cosas para ustedes como mis escoltas, de verdad lo lamento, yo… Solo he venido aquí para poder sacar a Cion de este lugar y así poder irnos tranquilos. —Respondió Lidia dejando claro que ella y Cion estaban juntos en todo.
Camila miró las manos de Lidia y Cion entrelazadas entre los barrotes de la celda
— ¿Usted no fue secuestrada verdad, señorita? —Pregunto Camila, estando segura de la repuesta que le darían.
—No, yo… Yo no quería estar aquí, así que, bueno, su alteza no me iba a dejar ir tan fácilmente, puesto que fue el quién me trajo hasta aquí sin mi consentimiento. —Respondió Lidia.
—Entiendo. —Camila miro a Lidia y Cion para luego sonreír.
Camila veía a esta pareja como una esperanza, si Lidia era capaz de renunciar al puesto de princesa heredera solo porque quería estar con Cion, un caballero bronce de bajo rango, quien no era más que un plebeyo. Eso significaba que ella también podría luchar por el amor que sentía por el hombre que amaba, que no habría ningún obstáculo si ella realmente sentía algo hacia Cristian y era capaz de trasmitirle sus sentimientos de manera sincera.
—Entonces, señorita, si usted vino por Cion, significa ¿Qué tiene una manera de sacarlo de aquí sin romper las órdenes de su majestad? —Pregunto Camila, quien, a pesar de querer ayudar, se sentía reacia a ir en contra del juramento que había hecho a la corona.
—Sí, tengo un trato con la reina, ella liberará a Cion si cumplo con mi parte del trato. —Dijo Lidia.
Cion imaginándose el trato que Lidia había hecho con la reina, la miro preocupado “Sé que ella es la única capaz de salvar a su majestad, pero… ¿Y si la reina no cumple su parte del trato?”, se preguntaba Cion para sí mismo preocupado, Lidia mirando el rostro de Cion, acaricio la mejilla de este y le sonrió para tranquilizarlo.
—Todo está bien Cion, no te preocupes, pronto podremos irnos y vivir tranquilos. —Hablo Lidia intentando trasmitirle tranquilidad a Cion.
Camila los observo y luego se ofreció en llevar a Lidia afuera acompañando a esta hasta la habitación en donde se quedaría esa noche. Al día siguiente, Lidia fue despertada temprano por los golpes en la puerta que la despertaban para que ella se preparara a ir al cuarto del rey. Lidia se vistió y preparo para luego ser escoltada hasta los aposentos del rey y la reina, donde la reina la estaba esperando en compañía del rey, quien aún parecía dormido. “No pensé que sería tan difícil, pero supongo que al estar yendo en contra de lo que debía pasar en la novela original lo hace más difícil, se supone que el rey moriría mientras que el príncipe estuviera en batalla, es por eso que me es difícil, según la novela el rey murió de una enfermedad desconocida la cual se lleva a la reina después” Lidia camino hacia el rey y la reina y luego se sentó en una silla que había sido preparada con anticipación para ella, la cual estaba al costado de la cama del rey.
—He preparado todo para que estés cómoda hoy Lidia, por favor… Sana a su majestad. —Suplico la reina mientras miraba al rey con ojos llorosos.
—No se preocupe su majestad, yo cumpliré mi parte del trato, salvaré a su majestad. —Respondió Lidia cerrando los ojos y concentrándose en sanar cada una de las manchas en el cuerpo del rey.
Las manchas en el cuerpo del rey comenzaban a desvanecerse poco a poco, mientras que la tez de su rostro se veía cada vez mejor, la reina apenas podía creer que Lidia pudiera sanar de una manera tan rápida y efectiva al rey, siendo que ningún médico, mago o sacerdote había logrado nada “Ella realmente es especial, no entiendo por qué mi hijo no me hablo de que ella tuviera esta habilidad antes, si lo hubiera hecho talvez yo hubiera podido mantenerla aquí, haberle dado todo para complacerla y hacerla la esposa de mi hijo, es tan desafortunado no haber sabido de las habilidades de ella antes” pensó la reina. La reina se recostó al lado del rey esperando a que Lidia terminara su tratamiento, pasando así los segundos, minutos y horas.
[Cuatro horas después]
Los ojos del rey se abrieron con dificultad mientras levantaba la mirada, viendo a la reina recostada a su lado y a Lidia sujetando su mano “Esta niña, estoy casi seguro que esta muchacha es la prometida de mi hijo, la joven que fue secuestrada” se dijo el rey mirando a Lidia de reojo.
—Su majestad, que bueno que ha despertado… —Dijo Lidia mientras que el rey asentía con la cabeza y tocaba el cabello de la reina que se encontraba recostada durmiendo a su lado.
La reina abrió los ojos encontrándose con el rey, observándola directamente a la cara con una sonrisa en su rostro. La reina sin poder creerlo abrazo al rey rápidamente y luego miro a Lidia con gratitud, Lidia sabía lo que eso significaba, esta no era una mujer que no cumpliera su palabra y como Lidia había cumplido su parte del trato, era obligación de la reina cumplir su parte.
—Gracias señorita Lidia, le ordenaré a mi asistente que le prepare una muy generosa recompensa por lo que usted ha hecho por nosotros, tenga por seguro que cumpliré mi parte, así que… Ahora, ¿podría? —La reina miro a la puerta de la habitación.
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