¿Oscuro?

ME NIEGO A SER LA PROTAGONISTA – Capitulo 44

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—Eso será algo difícil, Lidia, Cion solo es un caballero de origen plebeyo y los nobles suelen ser muy discriminadores, aun así, lo intentaré, veré que es lo que puedo hacer, aunque no puedo asegurarte nada concreto. —Respondió Diego frotándose el cabello.

Lidia agradecida sonrió, puesto que sabía que Diego era un amigo fiel de Cion y confiaba en que este haría todo lo posible en cumplir la petición que ella había hecho. “Espero que realmente pueda conseguir algo para Cion, no quiero que Cion sienta que por mi culpa tuvo que dejar algo que le gustaba hacer” Lidia. Lidia se levantó de la silla y se puso de pie abriendo la puerta para irse y despidiéndose de Diego, sin saber que Cion se encontró al otro lado del pasillo observándola.

—Gracias Diego, en serio estoy agradecida contigo por el tiempo que me cuidaste aquí y por apoyarme, y gracias también por aceptar mi petición, por favor no le digas a Cion sobre esto. —Digo Lidia despidiéndose.

Diego solo le sonrió y asintió con la cabeza mientras que cerraba la puerta de la habitación. Cion miro la escena del otro lado del pasillo sin entender por qué Lidia se encontró en la habitación de Diego tan tarde, porque se habían despedido de esa manera, y porque Lidia le había pedido a Diego que este no le contara nada a Cion “¿Qué sucede? ¿Por qué ella estaba aquí tan tarde? ¿Por qué estaba en su cuarto los dos solos? Y… ¿Por qué le dijo a Diego que no me contaría?”, se preguntó Cion mientras fruncía el ceño confundido y con una pizca de celos en su interior. Al volver a la habitación, Cion encontré a Lidia ya recostada en la cama junto a Javiercito durmiendo ambos plácidamente.

—Cion ¿Estás bien? ¿No estabas en la cama cuando volví? —Dijo Lidia.

—Fui por un poco de agua, ¿y tú Lidia? Cuando desperté, no estabas acostada, me preocupé. —Respondió Cion queriendo que Lidia fuera sincera y le contara lo que había estado haciendo.

—He… Yo, yo tuve que ir al baño, no fue nada, vamos ven acostarte. —Lidia dio unas palmadas sobre la cama alentando a Cion a recostarse a su lado.

Cion sabiendo que Lidia había mentido, intento mantenerse tranquilo, las dudas y escenas de celos invadían su mente, pero él no quería desconfiar de ella, por lo que, recostándose al lado de Lidia, tomo su mano “Te amo, confió en ti, no dudaré por una simple escena que no vi por completo” Se decía a sí mismo Cion mientras tomaba la mano de Lidia entre las suyas.

A la mañana siguiente, Lidia se levantó temprano a buscar el desayuno para despertar a Ción y Javiercito. Estos al abrir los ojos en la mañana se encontraron con la pequeña mesa que se encontraron en su habitación llena de delicias. Lidia los miro con una sonrisa y los invito a sentarse en la mesa, Cion observo a Lidia mientras que ella servía el té para él y para su pequeño hermano “¿Cómo pude sentirme de esa manera anoche? Al verla ahora me siento estúpido por sentirme tan celoso” Pensó Cion mirando la sonrisa dibujada en el rostro de Lidia. Lidia se acercó a Cion y lo miro sonriendo antes de tomar una galleta de vainilla y colocarla en los labios de Cion.

—Prueba, están deliciosas Cion. —Dijo Lidia mientras sonreía y se sentaba a comer junto a ellos.

Fue entonces que un golpe en la puerta los interrumpió y la voz de Diego se escuchó.

— ¿Lidia? —Pregunto Diego al otro lado de la puerta.

Cion se sintió extraño al escuchar a Diego llamar a Lidia cuando se suponía que él era amigo de Diego y no Lidia “¿Qué tan cercanos se han hecho como para que él venga a su habitación a llamarla por su nombre?” Se preguntó Cion mirando hacia la puerta y notando como Lidia se levantaba rápidamente de la mesa y corría hacia la puerta, a responder el llamado de Diego.

—Diego, ¿Qué sucede? —Pregunto Lidia algo nervioso.

—Es sobre… Eso, creo que será mejor que vengas al ático más tarde, allí te explicaré todo. —Respondió Diego dándose cuenta de que dentro de la habitación estaba Ción y su hermano.

Lidia le había pedido a Diego que mantuviera su pedido en secreto, a escondidas de Cion por lo que Diego no podia hablar sin cuidado.

—Está bien, te veré más tarde entonces Diego. —Respondió Lidia entrando nuevamente en su habitación.

Cion miro de reojo a Lidia entrar, mientras que sentía curiosidad y celos por saber qué es lo que ocultaban. En su mente se decía que no debía de desconfiar, que Lidia jamás haría algo que lo lastimara y era alguien leal y fiel, pero su corazón no podía seguir su mente, su corazón se encogía cada vez que veía la cercanía de Lidia y Diego. Horas después, Lidia encontró algo de tiempo para ir donde Diego aprovechando que Cion no se encontró, fue entonces que, al llegar a la puerta de la oficina de Diego en el altillo, escucho la voz de Cion hablando con Diego.

—No, Diego, me niego, así que detén esto ahora y dile que no pudiste hacer nada, tú no tienes por qué estar preparando ese tipo de cosas a mis espaldas. —Decía Cion mientras que Lidia escuchaba al otro lado de la puerta confundida y preocupada.

—Amigo, ella lo hace porque está preocupada por ti, vamos, no seas necio, yo también sé lo mucho que estuviste trabajando para poder llegar a ser un caballero, deja que te ayude, así no tendrás que dejar el título de caballero que tanto te costó conseguir. —Se escuchaba la voz de Diego insistentemente intentando convencer a Cion.

Lidia que aún se encontraba al otro lado de la puerta escuchando la discusión de los amigos dentro, se preocupó porque estos se enojaran entre sí, Cion parecía sentirse algo incómodo por el apoyo y ayuda que querían brindarle a sus espaldas.

—Diego, no quiero que me elijan solo porque tú como mi amigo interviniste, aparte, yo solo me hice caballero para poder conseguir un mejor tratamiento para mi hermano, solo quería ganar la cantidad suficiente de dinero para conseguir un buen médico para Javier, y ahora que Javier ya está recuperado no es necesario que sigan trabajando en esto, prefiero tener una vida tranquila, me crie en el campo, yo, prefiero una vida así junto a Lidia ya mi hermano. Así que Diego, rechaza el pedido de Lidia, o mínimo dile que no pudiste hacerlo, dale una excusa. —Cion parecía estar calmado, su voz se escuchaba más tranquila y segura mientras hablaba con Diego.

La puerta de la oficina se abrió cuidadosamente, apareciendo Lidia frente a ellos. Cion abrió los ojos sorprendidos al darse cuenta de que Lidia seguramente había escuchado su discusión, mientras que Diego se llevaba la mano a su cabeza, frustrado al darse cuenta de que él estaba en medio de aquella pareja que lo estaban usando a él para sus planes.

—Yo, yo me largo, bienvenida Lidia, te deseo una buena charla con Cion, bueno amigo, suerte. —Concluyo Diego marchándose de la habitación pasando por el lado de Lidia.

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