¿Oscuro?

ME NIEGO A SER LA PROTAGONISTA – Capitulo 48

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El carruaje se desplazaba suavemente mientras que Lidia e Irene se encontraban dentro, Camila por su parte había decidido que iría a caballo junto a Cristian, y que alcanzaría a Lidia luego. Camila junto a Cristian tenían la orden de transportar un gran botín de oro y joyas para Lidia, de parte de los reyes, quienes se sentían aún en deuda con ella y enterándose de que esta se casaría, le habían enviado un obsequio.

—Tendremos que apresurarnos Cristian, quiero llegar a tiempo a la boda. —Dijo Camila mientras cabalgaba a toda prisa para ir a buscar el botín y enviarlo a la nueva casa que sería de Lidia.

*Mientras tanto*

—Lidia, ¿seguiremos en contacto después de que te cases verdad? —Pregunto Irene mientras mostraba una mirada seria y volteaba para observar el paisaje por la ventana.

—Claro señorita Irene, usted es mi amiga, jamás me olvidaría de usted, le aseguro que le escribiré seguido. —Dijo Lidia mientras sonreía.

Fue entonces que el relincho de un caballo se escuchó fuertemente antes de que el carruaje se detuviera abruptamente. Lidia miró el rostro de Irene, quien parecía sorprendida y molesta al mirar por la ventana.

—Lidia, sal de aquí, yo tratare de distraerlo, no dejemos que arruine tu boda. —Dijo Irene mientras se ponía de pie dentro del carruaje y apuntaba con su dedo la puerta a sus espaldas, para que Lidia escapara.

Lidia entendió de inmediato de quién se trataba al escuchar las palabras de Irene, fue por eso que decidió no escapar, no podía dejar a aquella persona a solas con Irene. Ella sabía bien que la vida de Irene para la diosa no era valiosa, puesto que era la villana, y ya en la historia original la diosa había asesinado a Irene por manos del príncipe. “No puedo dejar a Irene sola con ese loco” pensó Lidia acercándose a la puerta del frente y abriéndola encontrándose cara a cara con el príncipe heredero, quien tenía su ropa completamente desordenada, y su cabello mojado por el sudor al correr en búsqueda de Lidia al enterarse de que esta se casaría.

— ¡Lidia! ¡Mi Lidia! ¡Al fin te encuentro!… No puedo creer que ese plebeyo te haya secuestrado, te aseguro que no tendré piedad de él, vamos Lidia, te llevaré al palacio conmigo, ya no tienes que tener miedo, no tienes que casarte con el loco de Cion, te aseguro que te mantendré a salvo de él. —Dijo el príncipe, seguro de que Lidia era una víctima de Cion, y que Cion la había secuestrado y amenazado.

Lidia, quien siempre había sonreído frente al príncipe en el palacio, en ese momento le mostró a este una mirada completamente cansada y fría, el príncipe no podía creer que Lidia lo mirara de aquel modo, pero, aun así, insistía en que Lidia debía de volver con él al palacio.

—Su majestad, perdóneme un momento, pero… ¿Tiene idea de lo que está haciendo en este momento? —Lidia levanto la mirada, sintiéndose cansada de tener que Lidia con alguien como el príncipe en el día que se uniría al único amor de su vida.

El príncipe, al escuchar hablar a Lidia, se quedó en silencio, analizando la pregunta, y tratando de entender por qué Lidia parecía tan molesta con él, si él había ido a rescatarla.

—He… Yo, Lidia, yo solo he venido, para salvarte, volvamos al palacio mi princesa. —Dijo el príncipe sin querer comprender a la mujer a quien decía amar.

—Su alteza ¿Alguna vez usted ha preguntado mi opinión sobre algo? Digo, usted está tomando las decisiones sin importar lo que yo deseo, dígame príncipe, ¿acaso es irrelevante mi opinión sobre mi propia vida? —Lidia bajo por completo del carruaje y miro al príncipe acercarse a ella para luego detenerse quedándose en completo silencio.

—Yo… Lidia yo… —El príncipe parecía querer decir algo, pero ninguna frase completa salía de su boca.

Lidia miró al príncipe fríamente directamente a los ojos, por primera vez en sus dos vidas, se sentía tan frustrada, confundida y molesta, Lidia odiaba esa situación, quería odiar al príncipe, pero no podía, era molesta toda la situación y lo que sucedía, pero al mismo tiempo Lidia sabía que el príncipe simplemente estaba actuando de acuerdo a la voluntad de la diosa.“¿Cuándo dejara de intervenir? Hicimos una apuesta, pensé que no intervendría durante este tiempo, pero ya veo que no es así” pensó Lidia mirando al príncipe con gran frustración e ira.

—Ya estoy cansada de esto, su alteza, me siento honrada por el interés que muestra en mí, pero mi corazón pertenece a Cion, y estoy comprometida a unir mi vida en matrimonio con el hombre que amo, deseo poder jurarle amor eterno a él frente a la diosa y a todos nuestros seres queridos, así que su alteza, por favor, no se haga esto a sí mismo, yo… Jamás podre corresponder a sus sentimientos, es por eso que le pido que vuelva al palacio, pero usted solo, yo no lo acompañaré su alteza. —Dijo Lidia mientras sentía que su ira y molestia comenzaban a desvanecerse al momento que más hablaba.

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