¿Oscuro?

Soy una villana, ¿puedo morir? (Novela) Capítulo 26

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“Mmm…”

Se oyó una pequeña voz desde un lado. Aiden se preguntó si Serena se había despertado, pero sus ojos seguían cerrados. En cambio, una luz brillante caía sobre los ojos cerrados.

Su rostro blanco parecía más blanco, y su pelo azul claro brillaba como el cielo en pleno verano. Aiden levantó la mano y bloqueó la cara de Serena.

Cuando la niña, que daba vueltas en la luz del sol, dejó de moverse y volvió a quedarse dormida, Aiden sonrió un poco y volvió a fijar la mirada en la ventana. Era un buen día.

Entre el creciente número de casas, pudo ver una torre de reloj que se elevaba. Aiden miró la torre del reloj y recordó lo que le dijo Sir Lucas hace unos días.

“Aiden, si Serena quiere subir a esa torre del reloj cuando yo no esté… debes detenerla”.

‘Si es la torre del reloj… Quizás…’ Aiden apretó y abrió su mano libre varias veces.

‘Si ese ‘quizás’ es correcto, ¿cómo actuaría? ¿Debería recordar aquel día cuando tenía diecisiete años, o debería pensar en esta cara dormida ahora?’

Mientras tanto, hace unas tres horas, otro vagón se puso en marcha. Aarón agitó la mano hasta que no pudo ver a su hermana menor saludándole.

Aarón, que enderezó su postura con una expresión orgullosa y conmovida, miró a Lucas frente a él.

“¿Qué?” Lucas, que tenía una sonrisa de satisfacción y una postura erguida, preguntó con calma. Por lo calmada que era su voz, cualquiera pensaría que realmente no sabía la razón.

“¿Por qué? ¿Por qué estabas agarrando tan fuerte la mano de la hermana de otro?”

“¿No fue a ti a quien más le gustó cuando dije que trataría a Serena como a una querida hermana menor?”.

Aarón se llevó una mano a la frente y sacudió la cabeza mientras levantaba la comisura de los labios con brusquedad. Se sentía engañado.

“Cierto… eso es cierto, pero-”

“¿Ves? Es verdad”.

“Vaya, mira qué sinvergüenza… ¡Soy su hermano mayor y apenas la he tomado de la mano!”

“Aaah… Entonces puedes esforzarte más en el futuro. Mantente fuerte, mi querido amigo”.

Lucas sonrió alegremente a Aarón, que tenía una expresión hosca como si se sintiera agraviado, y miró por la ventana. La torre del reloj se veía en el cielo azul.

“¿Es realmente necesaria esa torre del reloj para esta plaza?”

Aarón puso los ojos en blanco, como preguntando de qué demonios hablaba Lucas con sus repentinos murmullos.

“Por supuesto que lo es. La mayoría de la gente de la finca no es lo suficientemente rica como para tener un reloj en su casa”.

“Sí, es cierto”.

Lucas levantó las cejas, miró la torre del reloj y negó con la cabeza. Era demasiado extremo tener que destruir la torre del reloj. Más que excesivo, era como una fantasía infantil. Una idea tan infantil… no era propia de él.

“Cuéntame más sobre ese sacerdote”.

“¿Ese sacerdote de Arianna?”

“Te castigarían por llamar así al nombre de Dios”.

“Qué pasa, incluso llamé por descuido a Su Majestad el gran Emperador”.

‘Uf, sí, este astuto gamberro’. Aarón miró a Lucas con disimulo y volvió a abrir la boca.

“Entonces, ¿estás diciendo que esa persona, el sacerdote de Arianna, realmente usó poderes curativos?”

“Sí. Y no sólo a nivel curativo. Curó todo el dolor y todas las cicatrices”.

Lucas recordó los acontecimientos de aquel día. La luz divina frente a él y esa rodilla que sanó en un instante.

“El sacerdote debe de ser un gran tipo”.

Pero había algo extraño. En primer lugar, el poder de un sacerdote se debilitaba debido a su poder divino, especialmente el poder de curación, que se debilitaba con el paso del tiempo. Los sacerdotes solían esforzarse por curar un solo corte en el papel.

Gracias a esto, se revitalizó la profesión de los médicos, y los sacerdotes pertenecían a la nobleza y sólo hacían oraciones. Los que eran más capaces se unían a la torre mágica para dar algunas bendiciones a las medicinas que hacían… En definitiva, se convirtió en una profesión sin habilidad, y sólo para presumir.

Pero ese sacerdote era diferente. Sus poderes curativos podían ser registrados históricamente. Incluso los poderosos sacerdotes del pasado curaban las heridas en varias etapas, e incluso éstas se trataban principalmente de lesiones traumáticas. Las heridas internas, como los huesos rotos, no eran fáciles de tratar.

“Sin embargo, seguía diciendo que su poder divino era débil”.

Aarón habló como si no entendiera las palabras del sacerdote. Lucas también estuvo de acuerdo. Si eso no era poder divino, entonces todos los sacerdotes tendrían que quitarse el uniforme. Aunque se lo quitaran, a nadie le importaría.

“Sí, le pregunté si había una familia a la que pertenecía, y me dijo que no. Aun así, dijo que sus poderes eran débiles, por lo que no sería de ninguna ayuda para la familia del Duque. Sin embargo, decir que era mentira… sonaba sincero”.

El sacerdote, con el rostro rígido y hosco, agachó la cabeza como si tuviera problemas todo el tiempo que estuvo hablando con él. Era una actitud encogida que no coincidía con su aspecto. Como si se sintiera realmente inútil…

‘Ahora que lo pienso, es muy extraño que el nombre de una persona con ese tipo de habilidad no sea conocido entre los nobles.’

“Es algo bueno para nosotros”.

Los ojos morados de Lucas, mientras murmuraba, brillaban. Aarón suspiró ante su sonrisa de villano y miró por la ventana. Miró la torre del reloj, que Lucas había preguntado si era absolutamente necesaria.

‘Torre del reloj… torre…’ Aarón recordó a su hermana pequeña, que estaba a punto de saltar del campanario del Duque. Una linda hermanita que escupía palabras absurdas con un rostro inexpresivo. Antes, cuando lo veía, se ocupaba de temblar de ira… Pero ahora le tomaba  la mano.

Se sintió contento y feliz por ello, pero… También le hizo sentirse incómodo y ansioso por dentro. Debe ser por la misma razón por la que sus padres estaban siendo sobreprotectores.

“Lucas, ¿qué piensas de mi hermana?”

“¿Qué es esto? ¿Estás pensando en emparejarnos?”

“De verdad, por favor, abstente de decir estupideces”.

“¿No es una palabra demasiado dura para salir de la boca del Joven Amo?”

“Lo sé. Me gustaría que no me hicieras decir palabras duras”.

Lucas y Aarón estallaron en carcajadas al mismo tiempo. Sin embargo, Aarón, que enderezó rápidamente su expresión, le miró con ojos serios y volvió a preguntar a Lucas.

“Sabes, nuestra Serena… ¿Crees que está estable?”.

Lucas se retorció con los dedos ante las palabras de Aarón.

‘Si me preguntas si está estable… La respuesta, por supuesto, es ‘No’. Serena aún no ha renunciado a morir. Sólo lo esconde detrás de una expresión tan invariable en su rostro’.

Había cosas que quería decir, pero temía que Aarón se escandalizara por sus palabras directas, así que Lucas se limitó a negar con la cabeza sin decir nada.

Aarón dejó escapar un pequeño suspiro y se barrió la cara con la mano. Realmente quería llevar al sacerdote a la residencia del Duque. Si el sacerdote… Si realmente podía curar todo… ¿No sería posible curar incluso el vacío dentro del corazón de su hermana menor?

“Por favor, déjame traer a ese sacerdote. Te lo ruego”.

Juntando sus manos, Aarón rezó a Arianna. Era una oración verdaderamente reverente que no se había visto en mucho tiempo.

 

 

 

 

Traducción: X.R.

Corrección: X.R.

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