Los ojos de Helena se encontraban un poco rojos y cansados, pero aun así ella lo miraba con una sonrisa en sus labios.
—Helena, parece que tuviste un día un poco agotador, es mejor que vayas a descansar hoy, mañana podemos tomar algo juntos y salir a pasear si así lo deseas. —Dijo el príncipe sin esperar la negativa de Helena ante sus palabras.
—He, su alteza, yo… Mañana no creo que pueda venir a hacerle compañía, su excelencia el duque me ha dado un horario un poco apretado, así que no creo que tenga tiempo para… Bueno, debo aprender etiqueta básica para la mesa, aprender a saludar a los nobles, también debo aprenderme los nombres de la mayoría de los nobles que asistirán a la fiesta de la capital, debo de aprender baile, y un poco sobre la historia del imperio, así que, es difícil poder hacer tiempo, yo… Lo siento su alteza.-Helena bajo la cabeza preocupada, mientras que Noah se daba cuenta cuanto se estaba esforzando ella para poder acompañarlo a la capital.
—Está bien, entiendo Helena, bueno, supongo que, si tú te estás esforzando tanto yo tendré que hacer lo mismo, me prepararé lo suficiente para ser una pareja digna de ti. —Respondió el príncipe con una sonrisa a las palabras de Helena, quien se sintió un poco más aliviada al darse cuenta de que el príncipe no parecía molesto.
Helena se acercó a él y lo abrazo con cariño, la mano del príncipe acaricio su espalda y su cabello “Me gustaría pedirle que deje eso y que pase tiempo conmigo, pero esto es algo que ella quiere hacer y que le servirá en el futuro así que no puedo convertirme en un obstáculo a lo que ella quiere lograr” reflexiono el príncipe Noah mientras dibujaba una sonrisa en su rostro y miraba a Helena.
Durante las siguientes semanas, Helena y Noah se veían cada vez menos, ella terminaba cansada al terminar de estudiar y se dirigía directamente a su habitación para lavarse y dormir para el siguiente día de estudio, así fueron pasando los días hasta que llego el día de viajar a la capital. Noah se encontraba junto a Helena antes de subir al carruaje, esta se veía realmente triste al despedirse de sus hermanos, los pequeños niños lloraban y se aferraban a ella con fuerza mientras que los hermanos mayores intentaban mantenerse calmados. El mayordomo y la jefa de las mucamas también se veían algo preocupados y tristes al enviar a Noah solo a la capital junto a Helena y al duque, era la primera vez que estos se alejarían del príncipe después de haberlo criado durante veinte años “No puedo creerlo, me cuesta aceptar que el príncipe deba marcharse, pero… Esto es lo mejor para su futuro” pensaba Inés mientras sostenía la mano del príncipe entre las suyas.
—No tiene de que preocuparse, ambos pueden ir tranquilos, nosotros cuidaremos del castillo, su alteza, así que, por favor, aproveche de caminar, interactuar con más personas y aprender cosas nuevas en la capital, sé que allí verá cosas increíbles mi pequeño príncipe. —Dijo Inés mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por la emoción de pensar que no estaría junto a su pequeño príncipe, al cual ella había criado con tanto amor y sacrificio.
El príncipe miró la mano de Inés, aquella mano era áspera y arrugada, dejaba ver claramente el esfuerzo, el trabajo y la edad de aquella mujer que lo había criado con tanto amor, quien había sacrificado toda su vida por su bienestar hasta el punto de perder un brazo por él. “Desearía traerlos conmigo, pero es mucho más seguro aquí que en la capital para ellos, seguramente mis enemigos querrán utilizarlos en mi contra si los ven a mi lado, y no quiero que estén en peligro, ya sufrieron y sacrificaron demasiado por mí, ahora es tiempo de que sea yo quien los proteja” reflexionaba el príncipe Noah, acercándose repentinamente a Inés y abrazándola con gran cariño.
—Su alteza, tranquilo, todo va a estar bien, nosotros cuidaremos bien de nuestro hogar príncipe, y también protegeremos a todos aquí, así que puede ir tranquilo. —Interrumpió el mayordomo mientras tocaba la espalda de Noah tratando de hacer que este se sintiera más tranquilo.
—Robert, gracias por cuidar de mí todos estos años, volveré pronto, estaré en contacto diariamente, así que pueden estar tranquilos ustedes también. —Respondió el príncipe mientras se despedía de todos y le daba la mano a Helena para subir al carruaje.
Helena miraba desde la ventana del carruaje a sus hermanos, despedirla con una sonrisa en el rostro y lágrimas en sus ojos, todos esperaban lo mejor para su hermana y querían su felicidad, por lo que no querían desanimarla con sus llantos y se forzaron en sonreír mientras la despedían. Noah miró el rostro de Helena el cual comenzaba a mostrar pequeñas lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras fingía tranquilidad “Ella está abandonando a sus hermanos por acompañarme a la capital, quizás no debería haberla puesto en esta situación” reflexionaba Noah mientras miraba las lágrimas de Helena, sin imaginar lo que esta diría.
—Gracias su alteza, sé que debe ser duro para usted dejar atrás al señor Robert y a la señora Inés, pero de verdad estoy muy agradecida de que ellos puedan cuidar de mis hermanos mientras nosotros no estamos, sé que estarán seguros con ellos. —Dijo Helena mientras le sonreía aliviada a Noah.
—Eso… ¿Estás bien?, me refiero, sé que debe ser difícil, ellos son tus hermanos, pero los estás dejando atrás para venir conmigo, creo que… —El príncipe estaba intentando decir algo, pero al darse cuenta Helena lo detuvo.
—Yo decidí ir con usted su alteza, y yo no los estoy dejando atrás, ellos son mis hermanos y lo serán siempre, simplemente nos estamos separando por un corto periodo de tiempo, pronto podre estar con ellos nuevamente así que no tiene nada de que culparse su alteza, espero que lo recuerde siempre y no lo olvide, soy yo quien quiere ir con usted, a mí nadie me está obligando a seguirlo. —Helena hablo mientras se acercaba al príncipe que se encontraba sentado frente a ella.
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